CÓDIGO ÉTICO aplicado al desarrollo de nuestras actividades de TURISMO DE CONSERVACIÓN
Llobu, Ecoturismo y Medio Ambiente
1 – Nuestra prioridad, la conservación del lobo.
Somos plenamente conscientes de los impactos negativos que, cualquier actividad humana (incluido el ecoturismo), puede generar en especies como el lobo. De ahí que, la planificación y el desarrollo de los programas de Llobu se someten a una serie de normas de obligado cumplimiento y basadas en tres pilares: los datos aportados por la literatura científica sobre la tolerancia de esta especie a las actividades humanas, nuestro conocimiento del lobo y del territorio y el necesario principio de precaución.
2 – Avistamos sólo donde es seguro para el lobo.
En las zonas recolonizadas por el lobo o donde la ausencia de manejos ganaderos favorece la depredación sobre el ganado –y por tanto la tolerancia es menor–, el ecoturismo puede delatar la ubicación de estos animales, pudiendo entonces, ser localizados y perseguidos.
En Llobu trabajamos únicamente en la Sierra de la Culebra. Es un territorio que conocemos desde hace más de 25 años, donde apenas existe conflictividad con el sector primario (que emplea numerosos métodos de protección de los rebaños) y el lobo es razonablemente aceptado.
3 – Más que la distancia mínima.
Priorizamos el bienestar y la tranquilidad de los lobos a su observación y fotografía. Para alcanzar este objetivo, y especialmente entre mayo y noviembre (periodo reproductor), utilizamos los puntos de observación adaptándonos a los cambios de las manadas.
Desde los lugares de observación hasta las áreas de reproducción, mantenemos una distancia mínima que suele superar los dos kilómetros –normalmente más de tres–.
Gracias a los relieves ondulados de la Sierra de la Culebra y a la luminosidad de los telescopios terrestres, nos acercamos a la vida de estos animales mientras desarrollan sus actividades cotidianas, pero sin interferir en su conducta ni invadir las zonas de cría.
Sobre el terreno, el rastreo y otras actividades de interpretación del hábitat del lobo, se realizan en zonas alejadas de los lugares de cría –como los límites territoriales–, donde el uso del espacio por la especie suele ser menor.
4 – Ante todo, respeto al entorno.
En Llobu aplicamos y promovemos las máximas pautas de respeto al medio. Durante el desarrollo de las actividades evitamos el deterioro de la vegetación por pisoteo o al estacionar los vehículos y además, utilizamos las sendas y caminos. Nunca preparamos ni acomodamos el punto de observación eliminando ramas o aclarando arbustos.
Minimizamos la contaminación acústica promoviendo la voz baja en las conversaciones, evitando los portazos al cerrar el vehículo, etc., la generación de residuos y la emisión de olores como el del tabaco.
Aunque nos encantan los perros, evitamos su presencia, especialmente durante las actividades de observación. Pueden generar molestias a otros ecoturistas, generar ruidos en el entorno donde estamos observando fauna, marcar con excrementos y orina en el territorio de los lobos o provocar interacciones negativas con numerosas especies.
5 – Somos biólogos.
Consideramos imprescindible la profesionalización del sector del ecoturismo y de la educación ambiental. Por ello, todas las actividades organizadas por Llobu las desarrollan guías experimentados, locales o con exhaustivo conocimiento del lobo, del terreno y de la biodiversidad local y con formación académica en materia medioambiental.
6 – No solo avistamos, también aprendemos.
En Llobu utilizamos diferentes técnicas metodológicas para promover el conocimiento, mejorar la percepción y contribuir a la conservación del lobo. Durante nuestras actividades explicamos numerosos aspectos de su biología y de su ecología, las amenazas que soporta la especie y las razones que justifican su presencia en los ecosistemas.
7 – Responsables en las redes sociales y con la obtención de imágenes.
Realizamos un uso adecuado de las redes sociales. Para ello, al compartir información evitamos la inmediatez que pueda generar efecto llamada o la publicación de imágenes o vídeos en los que se pueda identificar la ubicación de la especie o las zonas de reproducción.
En redes sociales también promovemos el conocimiento del lobo y los valores enfocados a la conservación de la naturaleza.
Las imágenes de los lobos publicadas en los canales de Llobu se han conseguido manteniendo unos requisitos éticos estrictos: sin utilizar atrayentes y normalmente, a largas distancias y con la técnica del digiscoping (acoplando cámara o teléfono móvil al telescopio).
Sólo utilizamos cámaras de fototrampeo con la correspondiente autorización y con argumentos que justifiquen su uso (proyectos, investigación, etc.).
8 – Desarrollo rural.
Favorecemos y promovemos el desarrollo rural basado en el lobo vivo, mejorando de ese modo, su percepción. Nuestros clientes se alojan y consumen en establecimientos de la zona.
9 – Promovemos la coexistencia con el lobo y las ganaderías responsables.
Visitamos y visibilizamos varias experiencias de coexistencia desarrolladas por algunas ganaderías locales. Las explotaciones de Rosa González y Alberto Fernández (en Santa Colomba de Sanabria) y la de Fernando Rodríguez Tábara (en Cerdillo), protegen los rebaños con mastines, apriscos o presencia humana.
Interpretamos y ponemos en valor la dimensión cultural que el lobo ha generado en este territorio tradicionalmente ganadero.
10- Somos exigentes con la calidad de nuestros programas.
Para la observación de los lobos en la naturaleza, disponemos de un equipo de observación (telescopio y trípode) para cada participante. Ajustamos el número máximo de participantes al número de equipos.
Desplazamos a nuestros clientes en nuestros vehículos. Ajustamos el número máximo de participantes al número de plazas en nuestros vehículos.
11 – ECOturismo real y compromiso con la especie.
Anualmente, compensamos la huella de Carbono generada durante los desplazamientos de nuestras actividades con plantaciones de árboles autóctonos a través de la Fundación Lurgaia.